Prehistoria

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Debemos comenzar nuestro paseo por el pasado, en los orígenes de la ocupación humana de nuestro territorio.

Hablar del tiempo prehistórico es una labor complicada debido a la escasa información relativa a este periodo. La inexistencia de documentación escrita en época prehistórica nos hace basar nuestro conocimiento en otro método de estudio: los restos arqueológicos. A través de éstos podemos conocer los modos de vida de las primeras sociedades en el municipio, aunque la ausencia de una excavación de importancia limita nuestro ámbito de estudio a los restos aislados que han ido aflorando a la superficie del terreno de forma casual la mayor parte de las veces. Se suma además el problema de la composición del terreno arcilloso, que ha provocado que los restos prehistóricos queden sepultados, reduciendo así los materiales en superficie que pudiesen ser hallados sin necesidad de remoción del terreno.

Si nos introducimos en el estudio formalmente histórico podemos diferenciar diversas etapas:
El Paleolítico, dividido en Inferior (2,5 millones de años a. C -127.000 años a.C.), Medio (127.000 años a.C. – 40.000/30.000 años a.C.) y Superior (40.000 años a.C. – 10.000 años a.C.).

A lo largo de este extenso periodo de tiempo se produjo una evolución de la especie humana, pasando por el homo habilis, ergaster, erectus, antecessor, heidelbergensis y neanderthalensis, hasta llegar al homo sapiens, especie a la que el ser humano actual pertenece.
El Paleolítico Inferior, periodo más antiguo de la prehistoria como hemos mencionado con anterioridad, posee en Orce el ejemplo más antiguo dentro de la península ibérica con unos restos datados en 1,2 millones de años. En Orce podemos comprobar cómo la capacidad tecnológica de estos primeros humanos era aún escasa y consistía en toscas herramientas de piedra como cuchillos o raederas para poder trabajar las pieles.

Con respecto al Paleolítico Medio, se han encontrado restos de este momento en las terrazas del Genil, lo que nos permite situar la presencia humana en zonas cercanas a la actual Íllora. El avance tecnológico más destacado de este periodo fue el control del fuego, tal y como se ha podido constatar en el yacimiento de la Solana del Zamborino en la localidad de Fonelas (Granada).

El final del Medio y el principio del Paleolítico Superior, viene definido por la existencia del Homo Neanderthalensis, cuya presencia se ha atestiguado en zonas próximas al Genil y por tanto cercanas también a nuestro municipio, como ocurre en los yacimientos del Cerro de los Infantes en Pinos Puente, de Pandera Pino en Tiena o en el Cortijo de Miraflor en Villanueva de Mesía. Por otra parte, también se ha documentado el hábitat de esta especie en cuevas como las de Caparacena o Colomera.
La llegada del Homo Sapiens supuso una revolución en los útiles prehistóricos, al darse una mayor variedad instrumental lítica, a lo que también ha de sumarse un incremento de la industria ósea. Se han hallado restos procedentes de este periodo en las orillas del Pantano de Cubillas, donde además de la actividad cinegética y de recolección, se pudo llevar a cabo una actividad pesquera.

Con el fin del Paleolítico llegamos al Neolítico (10.000 años a.C.- 6.000 años a.C.). Este periodo se caracteriza por cambios significativos como la sedentarización de los grupos humanos ligada a la práctica de la agricultura y a la domesticación animal. Es muy destacable también la aparición de la cerámica, de la metalurgia y la existencia de un arte esquemático, tal y como se da en algunas paredes rocosas de Sierra Parapanda. El hábitat de este periodo se desarrollaba en cuevas, como la de la Peña de los Gitanos en Montefrío o la del Malalmuerzo en Moclín, aunque también existía el hábitat al aire libre, como se ve en el Poblado de los Castillejos en el vecino municipio de Montefrío.
Otra de las características del Neolítico en estos territorios es la introducción de un nuevo rito funerario, plasmado en la creación de estructuras megalíticas. Así, encontramos en nuestro municipio tres importantes dólmenes:
– Dolmen de la Pedriza de Guirao: Se encuentra a 1 km del actual núcleo urbano y presenta una forma trapezoidal, casi triangular, sin corredor y con una orientación Este-Oeste. Posee una anchura máxima de 1,5 metros y mínima de 50 centímetros, y una longitud de 2,20 metros.
– Dolmen de la Loma de Ciaco: A 4,5 km en dirección a Sierra Parapanda. Se trata de una estructura de planta poligonal con corredor. La cámara presenta una anchura de 1,60 metros de máximo por 1,20 metros de mínimo y 1,50 metros de longitud. El corredor poseía 50 centímetros de longitud y 70 centímetros de anchura. La cabecera de la cámara consta de una única losa de gran tamaño, y los laterales de dos losas.
– Dolmen de la Pedriza de los Majales: Cerca del Cerro de las Coronas, posee planta trapezoidal con corredor orientada al Sureste. La cámara mide 2,20 metros de longitud, 1,5 metros de anchura en la cabecera y 0,80 metros en la unión con el corredor. Dicho corredor mide 1,40 metros de longitud y 0,60 metros de anchura, presentando un tosco enlosado que formaba dos escalones.

Estos tres dólmenes fueron documentados en 1982 por M.E. Jabaloy Sánchez  V. Salvatierra Cuenca, A. Del Moral Fernández Del Rincón y J. A. García Granado, en la excavación llevada a cabo por la Universidad de Granada.

Documentación en pdf
EXCAVACIONES EN DÓLMENES DE ILLORA . Por M.a E. JABALOY SANCHEZ, V. SALVATIERRA CUENCA, A. DEL MORAL FERNANDEZ DEL RINCON y J. A. GARCIA GRANADOS.

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