Edad Media

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Entre el final de la Edad Antigua y el principio de la Edad Media, encontramos un periodo de la historia conocido como la Tardoantigüedad. La Antigüedad Tardía comienza a partir de la crisis del Imperio romano en el s. III d.C. y se considera finalizada con la conquista musulmana en el siglo VIII d.C. Con la crisis del Imperio, las fronteras están debilitadas, lo que crea un ambiente favorable para la invasión de pueblos bárbaros. De este modo, los Vándalos, un pueblo germano procedente de la Europa central, se asienta en la zona de Íllora desde el año 409 d.C. rompiéndose así el control de Roma sobre estas tierras. A partir de esto, la zona de Íllora pasa a convertirse en un lugar de inestabilidad y continuos enfrentamientos, hasta que los Vándalos son expulsados de estos territorios por los romanos. La crisis en la que estaba sumida Roma marcaba su final inexorable. Así, se dan alteraciones campesinas por toda Hispania y la Galia, conocidas como revueltas bagaudas.

El pueblo visigodo -una rama de los godos perteneciente a los pueblos germánicos orientales-, aprovechará este momento de inestabilidad para hacerse con el control de toda la Península Ibérica incluida Íllora. En Alomartes se han encontrado vestigios de su presencia en los enterramientos del Pago de las Capellanías. Esta necrópolis ocupa una longitud de al menos 250 metros en la cresta de la loma del Pago de las Capellanías. Las excavaciones realizadas en 1986 han localizado un total de nueve enterramientos y de ellos tan sólo seis se encontraban inalterados. Cada sepultura es individual y sólo en una de ellas se advierte la reutilización de la tumba para inhumaciones sucesivas. El rito funerario que se empleó en todas ellas fue la deposición del cuerpo directamente sobre el suelo natural. Llama la atención el recipiente cerámico hallado en una de las tumbas, que contiene las cenizas de un individuo infantil.
Las continuas pugnas por el poder que caracterizaron a los visigodos se perpetuaron hasta su final, cuando en el año 711 se produjo la invasión musulmana a la Península. En menos de ocho años, los musulmanes conquistaron la mayor parte de la Península Ibérica exceptuando zonas del norte. En estos primeros años, al-Andalus fue un emirato independiente gobernado por el omeya Abd al-Rahman I. La capital de este emirato se ubicó en Córdoba, no muy lejos por tanto de nuestro municipio.

Litografía de san Rogelio. Imprenta J. Gómez (1922)

Un hecho que tenemos que destacar durante la etapa andalusí, es el martirio de San Rogelio, patrón actual de nuestra localidad, que resulta un fiel reflejo de la heterogénea población que se daba en este tiempo. El mártir era un mozárabe, nombre utilizado para denominar a los cristianos en territorio musulmán. San Rogelio decidió predicar en Córdoba, capital del Emirato, lo que le llevó a la muerte por decapitación, siendo este uno de los atributos que se pueden ver en su talla, procesionada por el pueblo en el día de su onomástica cada 16 de septiembre.
Tras la caída del Emirato Independiente de al-Andalus con la primera fitna o guerra civil, se vive un periodo convulso en el territorio andalusí. Sin embargo, en el año 929, Abd al-Rahman III, consigue someter a todos los territorios rebeldes y se proclama califa.
El Califato de Córdoba implicó una centralización de la administración y la construcción de un nuevo centro de representación política: Madinat al-Zahra. Este cambio influyó también en el territorio ilurquense, ya que fue un periodo de tranquilidad propiciado por una mejora de la economía. Se incrementaron los intercambios comerciales y los excedentes agrícolas debido a la implantación de nuevas técnicas de cultivo y nuevos productos.

Este periodo de esplendor se verá concluido con la desmembración de al- Andalus en los reinos de Taifas, quedando Granada dominada por la dinastía Zirí hasta su expulsión con la llegada de los almorávides en el año 1090. En este siglo, tienen lugar las primeras referencias escritas sobre Íllora. En la obra del famoso geógrafo andalusí al-Udri se menciona que entre Illywra y Elvira había una distancia de ocho millas, señalando también la existencia de un Iqhm – una especie de distrito con alquerías, torres y castillos- llamado Buryliyat Qays en el que debía encontrarse Íllora.
Para este siglo XI, también los indicios arqueológicos han demostrado que en Íllora existiría una fortaleza o hisn, que coincidiría con la ubicación del actual castillo. La fortaleza era de un tamaño considerable, aunque ésta cobraría una mayor importancia en siglos posteriores, tal y como se aprecia en algunos textos castellanos en los que se habla de intervenciones militares contra esta fortaleza, como la del año 1246 impulsada por el rey Fernando III.
La plenitud del sistema defensivo tiene lugar en la etapa nazarí, y por eso pertenecen a este período la mayor parte de sus fortificaciones. Además de la construcción de bastiones, también se reforzaron los existentes incorporando nuevas variantes tipológicas, como por ejemplo ocurre en la época de Muhammad V cuando en el castillo de Íllora se incorporan las torres circulares.
La defensa y vigilancia del castillo se complementaba con un sistema de torres que serían utilizadas para comunicarse entre sí a través de señales de fuego, humo y espejos. Este sistema estaba compuesto por torres de alquería y torres atalaya. La diferencia entre ambas estaría en que las primeras están ligadas a una o varias poblaciones y servían de refugio y defensa de la población; el segundo tipo en cambio, tenían funciones exclusivas de vigilancia y control. No todas las torres se hacen en el mismo momento, pero todas ellas tienen una localización propia de un perfecto conocimiento del terreno. Las torres estaban distribuidas por toda la línea defensiva del reino nazarí frente a los cristianos y ésta se constituía por las fortalezas de Colomera, Moclín, Íllora y Montefrío. La de Colomera quedaba en un espacio más montañoso y de difícil accesibilidad; por otro lado, las de Moclín y Montefrío eran las fortalezas de las dos poblaciones más importantes de este conjunto y, por último, la fortaleza de Íllora, que situada en una posición más atrasada que Moclín y Montefrío, estaba ubicada entre ambas cerrando la frontera. En nuestro término municipal se localizan las torres de La Gallina, de La Mesa, del Morrón, de Jorbas, la Torrecilla, del Charcón, Tajo del Sol, El Fuerte, de Pedrizaguilla, de Clementino, de La Encantada y Cerro Vacas.

* Sistema de vigilancia y control en el Reino Nazarí. Por Manuel Argüelles Márquez

Llegados a este punto tenemos que hablar de la importancia que tuvo la batalla de las Navas de Tolosa para el devenir histórico de estos territorios. El enfrentamiento del año 1212 supuso la entrada en Andalucía de los contingentes cristianos con la derrota de los almohades y la progresiva conquista de la baja Andalucía por Fernando III, que toma los reinos deJaén, Córdoba y Sevilla sucesivamente. La principal consecuencia de la derrota musulmana fue la creación del Reino Nazarí de Granada fundado por Muhammad I en 1238. Íllora tendría un papel muy relevante en estos tiempos, al ser uno de los principales baluartes en la frontera con los reinos cristianos.

Las fuentes escritas recogen numerosos ataques a esta fortaleza, aunque resistió bajo el dominio musulmán hasta la conquista definitiva de esta villa durante la Guerra de Granada. Tras sobrevivir a diversos ataques, en el año 1486 se puso sitio a la fortaleza de Íllora con intervención directa del rey Fernando y apoyado por las huestes del Duque del Infantado y del Conde de Cabra. Pero la toma de Íllora no fue fácil, ya que se hizo necesaria la utilización de artillería pesada para poder rendir la fortaleza. Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán por su papel en la guerra contra Francia en tierras italianas, fue designado directamente por la reina Isabel como alcaide de la Villa de Íllora, siendo el primer alcaide cristiano de esta localidad.
Hasta el final de la guerra en 1492, Íllora tendría un papel militar importante siendo una plataforma de ataque contra la Vega de Granada. Con el fin del conflicto, Íllora recibiría algunos privilegios por parte de la Corona, como la exención del pago de las alcabalas, impuesto sobre los intercambios comerciales, y también el impuesto sobre la moneda forera.
La Corona también intentaría agradecer a los sectores nobiliarios su apoyo en la Guerra de Granada mediante la concesión de señoríos en estas tierras, siendo ésta la tónica dominante durante buena parte de la Edad Moderna.

Para que no caiga en el olvido este importante periodo de la historia de nuestro pueblo, debemos cuidar de los vestigios medievales que aún se conservan. Así, se ha llevado a cabo la restauración del castillo de nuestra localidad. Hasta el momento se han concluido los trabajos de la primera fase de restauración, en la cual se han consolidado las estructuras de la fortaleza que debido a su estado de conservación comprometían la seguridad de las personas. Pero también se han hecho aflorar las estructuras subyacentes para poder acceder a ellas mediante visita pública.

* Revista Alzada. Especial sobre la restauración del Castillo de Íllora

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