En este templo, hay un nutrido número de piezas de orfebrería. De especial importancia es un portapaz, según Gómez-Calera, manierista de Francisco Téllez. Aunque para Capel Margarito sería una pieza plateresca de mediados del siglo XVI y de autor anónimo. Esta pieza es de plata repujada y cincelada. Adopta la solución de portada arquitectónica. Sobre un plinto se sitúa en el centro, sobre un fondo avenerado, la figura de la Virgen con el niño y a ambos lados atlantes que sostienen el entablamento, en las esquinas de la cornisa se levantan pináculos. El conjunto se remata con un frontón triangular, que contiene la figura de Dios Padre en su tímpano. El portapaz se apoya en su parte posterior con un soporte en forma de “S” adornada con una cabecilla.
Hay que destacar también una cruz de altar pequeña labrada en plata posiblemente por Juan Serrano en 1581. La cruz se sitúa sobre una base circular decorada con motivos vegetales en la que se apoya el astil anillado de molduras circulares muy aplastadas. Sobre él está la cruz torneada en forma de balaustre, en el centro de cuyos brazos aparece, en la parte anterior un medallón con un paisaje y en la posterior otro con la imagen de la Inmaculada. Sobre la cruz se sitúa un Cristo sobredorado con la cabeza inclinada hacia adelante que posiblemente fue añadido más tarde.
Existe otra importante cruz de plata y hierro procesional, realizada por Juan de Raesta en 1654. Es una cruz latina de perfil rectangular y adornos de casetones en las caras cuyos brazos terminan en adornos de espirales y pomos, todo ello inserto en un gran nudo cilíndrico con asas y decorado con hojas y motivos geométricos. El Cristo, con la cabeza inclinada hacia su derecha está sobre un tondo con paisaje urbano al fondo, mientras que en el reverso de la cruz aparece otro tondo con el tema de la Encarnación.
Existe una sencilla custodia de plata en el templo, de inestimable belleza. Es de estilo manierista y sobredorada. De base circular con molduras, apoyadas sobre cuatro datas a modo de conchas, que se adorna con botones y ornamentación incisa muy menuda. El astil lo forman molduras diversas: formas cilíndricas, gran nudo en forma ovoide con adornos burilados, cuello de botella, moldura en taza con tornapuntas y encima el rostro de un ángel que une el astil con el sol, el cual tiene rayos rectos, terminados en estrellas, que alternan con otros ondulados, y en el vértice una cruz.
Otro objeto de orfebrería a destacar es un precioso cáliz rococó con decoración de formas flameantes y rostros de ángeles de plata sobredorada. Es de base circular decorada con ces, motivos vegetales y tres querubines. El astil es continuo con manzana triangular donde hay rostros de ángeles alados y decoración vegetal muy variada. La copa es acampanada lisa en su mitad superior y decorada la inferior con los mismos elementos que el resto del cáliz: ces, rocalla, rostros de ángeles.
Debemos también, detenernos a hablar del no menos importante relicario de San Rogelio que alberga nuestro templo, obra del orfebre Juan de Castro y García en el año 1806. La pieza es de plata, vidrio y madera. Esta pieza de platería contiene los supuestos restos de los mártires de Córdoba (entre los que estuvo San Rogelio), provenientes de la urna de la iglesia de San Pedro de Córdoba. Sobre un plinto cuadrangular con piñas en sus cuatro extremos se levanta una base cilíndrica con estrías verticales y con un cordón de forma ondulante alrededor, del que penden unos adornos. Sobre esta base se coloca una peana de forma triangular con dos cuellos cóncavos sobre el que está el cuerpo cilíndrico con las reliquias, recubierto de cristal y con tapadera cupuliforme con el anagrama de Cristo “XP”. Lleva adornos de palmeras a los lados de cuyos extremos inferiores penden unos colgantes en forma de piña.