Juan Bautista Sánchez González nació en Íllora el 12 de octubre de 1893. Estudió en una academia militar granadina y en 1911 pasó a la Academia Militar de Infantería de Toledo. Tras finalizar sus estudios decide permanecer el Toledo hasta que asciende al cargo de capitán, sirviendo en el Regimiento de Infantería de Córdoba nº 10.
Tras un tiempo allí, fue destinado a Marruecos, lugar donde pudo tomar prestigio gracias a sus operaciones militares, lo cual le dio diversos méritos de guerra. Durante el tiempo en Marruecos, participó también, en 1925 en el desembarco de Alhucemas, con el que se propiciaría el fin de la Guerra del Rift.
Pacificado Marruecos, Juan Bautista Sánchez González -ya con el rango de coronel-, fue el primero de los dirigentes de la sublevación en Melilla acontecida el 17 de julio de 1936. Por su actuación contra el gobierno de la época fue dado definitivamente de baja del ejército por las autoridades republicanas el 22 de agosto de 1936, según publicó en esa fecha la Gaceta de la República.
Sánchez González estuvo en todos los frentes importantes de la Guerra Civil Española. Así, estuvo al mando de la V Brigada de Navarra, participó en la ruptura del «cinturón de hierro» de Bilbao, en la campaña de Santander (Covadonga), luchó en las batallas de Brunete y Teruel, reconquistó Belchite y cortó en dos el territorio de la República al llegar hasta el Mediterráneo por la localidad castellonense de Vinaroz. Ascendió a General de Brigada en 1938 y al mando del IX Cuerpo de Ejército actuó en la campaña de Cataluña, tomando las ciudades de Tarragona, Barcelona, Badalona, Masnou, Mataró, Sabadell.
En Consejo de ministros celebrado el 14 de octubre de 1949, fue designado Capitán General de Cataluña, de cuyo cargo tomó posesión el 29 de noviembre del mismo año.
Juan Bautista Sánchez González, al igual que muchos de sus compañeros de armas, fue monárquico por tradición y por convicción. Sin embargo, la figura legítima de esos ideales, Alfonso XIII, fue considerado por muchos de ellos como traidor por su abandono del poder en 1931 y las trágicas consecuencias que se derivaron de su «deserción».
A pesar de que el ejército nacional fue, en su mayoría, profundamente franquista, al acabar la contienda se reavivaron las luchas internas por acceder al poder y por cómo se debía de construir esa nueva España. Así, Juan Bautista, fue contactado por el dirigente carlista Fal Conde a raíz del Manifiesto de Lausana y -ya como Capitán General de Cataluña-, empezó a mantener contactos con el Conde de Ruiseñada en 1950 e incluso invitó al Príncipe de España, Juan Carlos de Borbón y Borbón, a comer privadamente en Palacio en 1955.
Estos guiños a la monarquía, unidos a las actuaciones reticentes frente a la posición férrea del dictador Francisco Franco (como fueron la omisión en ejecutar a los vencidos bajo su jurisdicción en 1944 o la negativa a sacar las tropas durante las huelgas de los tranvías en 1951 y 1957), no impidieron que fuese procurador en Cortes. Aunque, siempre fue vigilado por su filiación monárquica.
Sánchez González murió un 30 de enero de 1957 en Puigcerdá, sin haber mostrado síntomas de enfermedad y estando en el punto de mira de los servicios de información al considerarlo desafecto al régimen. Hay escasos testimonios respecto a las extrañas circunstancias de su fallecimiento; se dice que tuvo un ataque de corazón al recibir la orden del ministro del ejército Agustín Muñoz Grandes de que dejase el cargo.
Toda la oposición democrática catalana asistió masivamente al entierro en Barcelona del General Sánchez González. Estuvieron presentes autoridades y asistieron representantes de todas las organizaciones democráticas entonces clandestinas.
Bibliografía
– BARRAYCOA, J. (2011) Historias ocultadas del nacionalismo catalán, Madrid: Libros Libres
http://dbe.rah.es/biografias/6262/juan-bautista-sanchez-gonzalez
http://hillora.blogspot.com/2009/12/quien-fue-el-general-juan-bautista.html
http://amantesdelahistoria-aliado.blogspot.com/2017/11/el-misterio-del-general-juan-bautista.html