Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”

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Nacido el 1 de septiembre de 1453 en Montilla (Córdoba), fue conocido en su tiempo y en el nuestro como el ‘Gran Capitán’. Provenía de una familia de la nobleza dedicada durante siglos a la ganadería y a la guerra de frontera. Antepasados suyos habían luchado junto al rey Fernando III ‘El Santo’ en las conquistas de Córdoba y Sevilla. Desde esos momentos esta familia se vio vinculada a política real, incluido el episodio de la guerra civil que enfrentó a dos hermanos durante el siglo XIV: Pedro I y Enrique II de Trastámara.

El padre del Gran Capitán, Pedro Fernández, fue señor de Cañete de la Frontera, Priego y Montilla. Además, también fue alcalde mayor y alguacil de Córdoba. Todos estos títulos pasaron al hijo mayor y primogénito, el cual era el hermano mayor del Gran Capitán, Alfonso Fernández. Así, el hijo menor, Gonzalo, quedó sin títulos y debía ganarse la vida al servicio de la corte. Primero fue paje del Infante Alfonso, luego cortesano(1) de los Reyes Católicos y más tarde uno de los capitanes de la Guerra de Granada, acontecida entre 1481 y 1942.

Retrato de Boabdil, el rey Chico

La Guerra de Granada fue un punto de inflexión para Gonzalo Fernández de Córdoba. Sobresalió por sus dotes militares y su capacidad diplomática. Ya que hablaba árabe pudo estar en contacto con la nobleza nazarí, en especial con Boabdil, el rey Chico, con el cual se dice que tuvo una gran amistad.

Las acciones que más lo distinguieron militarmente fueron las conquistas de Íllora, Montefrío (donde mandó el cuerpo de asalto y fue el primero que subió a la muralla a la vista del enemigo) y Loja donde hizo prisionero al monarca nazarí Boabdil, que se entregó tras pedir piedad para los vencidos y moradores. Boabdil, acompañado de Gonzalo Fernández de Córdoba, que como ya hemos dicho se consideraban amigos, se presentó ante el rey Fernando y se rindió.

Hablando de la conquista de Íllora, Washington Irving dice que “Después de haber puesto a Loja en estado de defensa, Fernando el Católico prosiguió sus triunfos poniendo sitio a la plaza fuerte de Íllora, situada a cuatro leguas de la capital y cuyo castillo era llamado el ojo derecho de Granada”.

El Gran Capitán participó también en la redacción de las capitulaciones de rendición, donde se fijaron los acuerdos entre Boabdil y los Reyes Católicos. Por otra parte, él mismo se encargó de concretar el derecho de propiedad y el respeto a las creencias con Al-Nulih, el gobernador árabe de la ciudad.

Escultura orante de María Manrique. Iglesia del monasterio de San Jerónimo, Granada.

En 1486 fue nombrado alcaide de Íllora con la misión de fomentar las disensiones entre Boabdil, que era apoyado por los Abencerrajes(2) y el Zagal (3). En estos años contrajo segundas nupcias en el Palacio de Portocarrero (Córdoba). Antes había contraido matrimonio con su prima Isabel de Montemayor, que moriría pronto al dar por primera vez a luz. Su segunda esposa era María Manrique de Lara y Espinosa, Dama de la Reina Isabel, del linaje de los Duques de Nájera con quien tuvo dos hijas. El enlace se produjo el 14 de febrero de 1489 en Palma del Río e inmediatamente el matrimonio trasladó su residencia a Íllora. Allí María Manrique se encargó de ornamentar lujosamente la fortaleza incorporando tapices, ajuares y creó un centro cultural donde acudían invitados de la zona y también de la ciudad vecina de Granada.

La constante marcha de Gonzalo a las campañas de la Guerra de Granada (1482-1492) dejó a María al frente de la casa donde demostró su implicación social y política; tal y como se manifestó en la rápida intervención que ejerció tras el incendio de Santa Fe de 1491. Cualidades acrecentadas durante la intervención de su esposo en Italia.

En 1494, finalizada la conquista de Granada, en recompensa por sus destacados servicios, recibió una encomienda de la Orden de Santiago, el Señorío de Órgiva, provincia de Granada, y determinadas rentas sobre la producción de la seda granadina, lo cual contribuyó a engrandecer su fortuna.

La rendición de Granada (1882) Francisco Pradilla y Ortiz.

Después de esto, los Reyes Católicos decidieron enviarlo a Sicilia para vigilar el estrecho de Mesina. Por otro lado, en Nápoles la situación era complicada, ya que el rey de Francia Carlos VIII, lo había conquistado y ese reino pertenecía a la Corona de Aragón. Desde Nápoles, la hermana de Fernando el católico pidió ayuda al Gran Capitán al saber que se encontraba en Mesina.

El dilema del Gran Capitán era entonces si atravesar el estrecho de Mesina dejando Sicilia para desembarcar en Calabria o no. Era peligroso porque los franceses podrían tomar esto como una ofensiva, pero contra todo pronóstico luchó y recuperó Nápoles. Justo después de esto, en 1499, consiguió recuperar Ostia -a petición del Papa- en una rápida maniobra admirada en toda Europa. Por ello, el Papa Alejandro VI le obsequió con la Rosa de Oro, la máxima condecoración pontificia.

Tiempo después, antes de comenzar el nuevo siglo, los turcos otomanos atacaron plazas venecianas en el Mar Adriático. Para detenerles en la Isla de Cefalonia se hizo una alianza internacional. Los ejércitos y la armada aliados necesitaban un jefe, el cual fue el Gran Capitán a petición del Duque de Venecia y del Papa. La campaña de Cefalonia fue otro de los grandes logros militares de Gonzalo Fernández de Córdoba.

Encuentro del Gran Capitán con los embajadores de Nápoles. Fresco de la Sala del Gran Capitán en el Palacio Real de Nápoles. Battistello Caracciolo, siglo XVII.

Tras este tiempo de batalla, Gonzalo decide no volver a España, sino quedarse en el Reino de Nápoles. Allí estuvo siempre vigilando los movimientos de las tropas francesas. Luis XII envió un poderoso ejército para conquistar Nápoles de nuevo. Para el Gran Capitán la Guerra parecía inevitable y durante años preparó su ejército y demoró todo lo que pudo el enfrentamiento directo. Pero la batalla tuvo lugar en Ceriñola en 1503 y se prolongó hasta principios del año siguiente con la victoria de Gonzalo Fernández de Córdoba, poniéndose fin a la presencia francesa en Nápoles.

Años más tarde vuelve a España y Juana I le concede la fortaleza de Loja y se hace alcalde de la ciudad el día 15 de julio de 1508. Aunque había gozado de su tiempo en Loja, enfermó y regresó a Granada a principios de agosto de 1515, donde murió el 2 de diciembre. Fue enterrado, tal y como él pidió tras cambiar su testamento, en la Iglesia del Monasterio de San Jerónimo de Granada. Está enterrado junto con su esposa María de Manrique, Duquesa de Sessa y Terranova, quien cuido con esmero el lugar de sepultura de su marido.

Actualmente, en Íllora podemos encontrar el escudo de Gonzalo Fernández de Córdoba, en la fachada de una vivienda situada en la calle Colindras nº 3.

Por otro lado, nuestro pueblo no olvida a este gran personaje de la historia y ,por ello, el colegio de educación infantil y primaria ‘Gran Capitán’ toma su nombre de este ilustre personaje.

Vista exterior de la cabecera de la Iglesia del Monasterio de San Jerónimo en Granada, en ella se puede apreciar el escudo de Gonzalo Fernández de Córdoba.
  • (1) Cortesano: Persona que formaba parte de la corte y estaba al servicio del rey y su familia
  • (2) Los Abencerrajes: Familia musulmana de origen norteafricano. Fueron muy importantes en la vida política granadina del siglo XV y participaron en las diversas revueltas sociopolíticas que tuvieron lugar en ese periodo clave, contribuyendo a desencadenar la guerra civil que debilitó al reino nazarí y condujo al fin del dominio musulmán con la Guerra de Granada.
  • (3) El Zagal: Era llamado así por los castellanos, pero su nombre era Abu ‘Abd Allah Mu¿ammad az-Zagall. Era sultán de Granada y fue emir de la misma durante 1485-1486 con el nombre de Muhammad XIII. La familia de los Abencerrajes alentará e inspirará las pretensiones de El Zagal por tomar el poder del reino de Granada.

BIBLIOGRAFÍA

MARTÍNEZ LÁINEZ, F.; SÁNCHEZ DE TOCA, J. Mª (2008). El Gran Capitán: Gonzalo Fernández de Córdoba. Edaf.

MARTÍNEZ JIMÉNEZ, N. (2015) María Manrique de Lara. La duquesa y la introducción del Renacimiento italiano en Granada. En Atrio: Revista de Historia del Arte de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Nº. 21, pp. 40-53.

RUIZ-DOMÈNEC, J.E. (2002) El Gran Capitán. Retrato de una época. Barcelona: Península.

RUIZ-DOMÈNEC, J.E. (2004) El Gran Capitán: un andaluz para la eternidad. En Andalucía en la Historia, N.º 4, Fundación Centro de Estudios Andaluces, pp. 94-99.

VACA DE OSMA, J. A. (1998) El Gran Capitán. Madrid: Espasa.

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